sábado, 21 de diciembre de 2013

RERUM NOVARUM: RECUPERAR NAVIDAD


Este es el tiempo más hermoso del año. Navidad viene del latín nativitas para hacer referencia al nacimiento de Jesús de Nazaret, para los cristianos, el Hijo de Dios hecho hombre. Los orígenes de la celebración de la Navidad en esta época del año son de carácter pagano. Después del solsticio de invierno los días comienzan a ser más largos. En la cultura y religión romanas a este solsticio se le daba un carácter sacro vinculado con el sol que, después de ir perdiendo terreno frente a la oscuridad de noches cada vez más largas, comienza su triunfal regreso de días cada vez más largos orientados hacia la explosión de la primavera.

Nadie sabe, por razones históricas, qué día nació Jesús. Aunque los relatos evangélicos sí apuntan a un acontecimiento ocurrido en la época más fría del año. Pero la reflexión cristiana, ante la interpretación pagana del solsticio de invierno, reinterpreta ese solsticio asignándole un sentido cristiano. La celebración del sol será visto, en clave cristiana, como la celebración del nacimiento de Jesús, el nuevo Sol, el Salvador del mundo, el Mesías, el Señor. Por ello, en la cultura signada por el cristianismo, el tiempo de Navidad es tiempo de alegría que marca el nacimiento de Jesús. En el recién nacido la Iglesia proclama la presencia del Hijo de Dios encarnado en la humanidad para ofrecer salvación a la humanidad.

El paso de los siglos fue ofreciendo una variedad de símbolos que rodean y expresan la Navidad. Son los belenes o nacimientos. Es la corona de Adviento. Son las tarjetas de felicitación. Vienen también los regalos. Del Norte llegan los árboles de Navidad, expresivos del tiempo pero desnudados de sentido religioso. En los últimos años la Navidad se ha ido volviendo desenfrenadamente la fiesta comercial más importante del año, cuando más regalos se hacen, cuando se incrementan las compras, cuando hay quienes miden la Navidad por el número de regalos a recibir o a regalar. Muchos hacen de la Navidad las fiestas de fin de año o, para ser más precisos, las fiestas comerciales de fin de año.

La Navidad es también tiempo de familia y de encuentro con los seres queridos. Celebrar la Navidad es compartir con los seres queridos cercanos y es también recordar y, si es posible, llamar a los seres queridos que están lejos. Lamentablemente la Navidad es también tiempo de alcohol y de pólvora, que no dejan de causar estragos y a veces muy lamentables accidentes, en no pocas ocasiones mortales.

Pero si hubiera que comparar la Navidad con aquellas muñecas rusas en que una pequeña cabe dentro de otra y así sucesivamente, pudiéramos decir que la Navidad es más que comercio, aunque también miles de guatemaltecos trabajan con esfuerzo en estos días para ganar unos centavos extras para la familia. Es familia, pero más que eso, son abrazos y regalos. Pero más que eso Navidad, para los creyentes, es celebrar a Jesús, el recién nacido, el Salvador del mundo. Es compartir la alegría de los pastores y es adorar al Dios hecho hombre para nuestra salvación.



PUBLICACIÓN EN PRENSA LIBRE
SÁBADO 21 DE DICIEMBRE DE 2013
POR: MONSEÑOR GONZALO DE VILLA, SJ
OBISPO DE LA DIÓCESIS DE SOLOLÁ CHIMALTENANGO

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